Para quien dejó la mitad de la vida
en el rincón de una estación.
Luces de neónesconden las sombras
de mis pasos agigantados
que te siguen.
Tu mirada furtiva
recrea la escena del crimen,
me gusta ver tus balas brillar
entre tanta sangre desperdiciada.
Quedan dos en lista,
te niegas a ser la siguiente.
Es mi deber eliminarte
como mar profundo silencioso.
Te mueres quemada
entre las fotografías de ese callejón
en el que nos conocimos
frente a frente.
Tú con una 9 mm y
yo esperando el momento.
No te niego te extrañaré
desde el frío sepulcral,
lo siento, amor,
llegó tu hora.
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